La educación es una profesión cambiante. Evoluciona, prácticamente, todos los años y no solo me estoy refiriendo al campo tecnológico, que da pasos agigantados, sino también en lo relacionado a los contenidos y a las técnicas de enseñanza.

Los docentes debemos actualizarnos, debemos seguir la evolución de la sociedad y adaptar nuestras enseñanzas a ella. No podemos anclarnos en el pasado. Debemos ser flexibles y estar dispuestos a cambiar.

Sin lugar a dudas, una educación sin calidad es una educación prácticamente inservible. Los docentes debemos aprender diariamente y formarnos intelectualmente para no quedarnos atrás ni desactualizados.

Debemos ofrecer a nuestros estudiantes una educación útil que les sirva para poder adaptarse a la sociedad y conseguir que alcancen sus metas. Para ello, debemos dar lo mejor de nosotros adaptándonos a los deseos, necesidades y gustos de nuestros alumnos.

Si la educación sin calidad es prácticamente inservible, sin valores sería una educación vacía, una educación hueca.

Los valores no tienen porqué ser religiosos, deben ser principalmente humanitarios. Somos siete mil millones de humanos con culturas, gustos y opiniones muy diferentes unos de otros, debemos aprender a convivir. Y no solo eso, también debemos aprender y enseñar a convivir con la naturaleza. Con la Tierra, nuestro hogar